Que ha sido testigo de festejos deportivos, de encuentros culturales, de manifestaciones políticas, de protestas sociales y otras, hoy fue el punto convocante para expresar el dolor de toda una comunidad.
Un pueblo que perdió a unos de sus integrantes de manera muy prematura, dejando al descubierto la alta vulnerabilidad que tenemos todos ante esta enfermedad que azota al mundo, pero especialmente el personal de salud.
Por eso los principales convocantes fueron sus compañeros de trabajo. Los que conocen de adentro el esfuerzo, y el sentido solidario de una profesión como la de enfermería en la que realmente se pone cuerpo y alma.
El ulular de las sirenas de las ambulancias esta vez caló más hondo que nunca. Porque te entraba por los oídos y recorría toda la humanidad de los presentes, haciendo que brotaran lágrimas de muchos ojos.
Al pie del reloj, en ese lugar que muchas veces reímos y aplaudimos, esta vez se lloró y las palmas de las manos de cada uno, se golpeaban con bronca, dolor y desazón.