En sus testimonios viajamos a la época de las dobles sesiones y el celuloide inflamable.
Donde una película en blanco y negro o el mismo cine mudo, te desbordaba de emociones y me atrevo a decir, por el brillo en sus ojos, que ir al cine en aquellos tiempos, provocaba más emociones que un viaje en montaña rusa.
A cuantos les habrá sucedido, por esos días, que el futuro parecía algo demasiado lejano como para pensar en él, y, al final, acabó llegando para arrasar con casi todo.
Algunos resisten estoicos los embates del tiempo y las innovaciones tecnológicas, como el mismísimo CINE REZ.
Ester es madre, esposa, contadora pública nacional, pero además la responsable de coordinar y articular todo para que el telón vuelva a deslumbrar en cada función, brindando espectaculares cuadros.
Transmite en su relato, emociones que recuerda y describe con absoluto detalle.
Números de primer nivel, que recorren las carteleras de los escenarios más destacados del país y no todo es nostalgia, porque además nos impresiona con las proyecciones que se vienen para esta temporada en el «Don Santiago».
Puede ser una imagen de 5 personas, personas sentadas e interior
Rubén Santiago Rezett, el ingeniero para muchos, un amigo para nosotros.
Rubén, es testigo de cada segundo transcurrido en el Cine Teatro y nos confió detalles únicos de este coloso cultural emplazado en el corazón de María Grande.
Allí transcurrió su infancia, porque tamaña pasión cinéfila no es casual.
Herencia de familia, todos los varones desde su abuelo hasta su nieto, son homónimos, es decir conllevan el mismo nombre «Santiago» y en su honor, es que Rubén Santiago rebautizó al histórico Cine REZ.
Nuevw décadas, es un montón, pero paraliza imaginar a ese niño cortando boletos, como actividad asignada para contribuir con el trabajo familiar que los Rezett enorquestaban allá por la década del 40.
Aún hoy, esa misma actividad la podemos observar en cada función, realizarse por el mismísimo Rubén, quien nos confía que lo remonta en el tiempo y a las vez lo regocija por el simple contacto con el público que se congrega para disfrutar cada velada.
¡Larga vida al Cine REZ!
Simplemente gracias Ester, Rubén y familia por recibirnos e ilustrarnos con tanto cariño y respeto.

Prof. Maximiliano Pérez